Post

Mujer mexicana, un recorrido en su incorporación política.

A lo largo de nuestra historia, es indudable que gran cantidad de mujeres han intervenido directa o indirectamente en los sucesos que nos han forjado como nación. No obstante, y de manera muy injusta, hasta el siglo pasado, sólo un puñado de ellas han quedado en los registros de nuestra historia. Es de esta forma que se tiene presente en las memorias escritas, a sólo algunas mujeres con injerencia en nuestros principales sucesos históricos, situación que paulatinamente se ha revertido hasta lograr una mayor incorporación de las mujeres en la política mexicana del presente.

Antes de hablar de la situación actual, hasta llegar al gran triunfo que significó incluir el principio de paridad en el artículo 41 de la Constitución Política Mexicana y del largo camino que el género femenino ha tenido que pasar, a manera de rápida remembranza, y para hacer un breve reconocimiento a su labor, mencionaremos a algunas de las más representativas. Comencemos nuestro recuento con doña Marina, concubina de Hernán Cortés, mejor conocida como Malitzín o “La Malinche” quien jugó un papel central en La Conquista de Tenochtitlán.

Durante el periodo colonial, cuando incluso para los varones novohispanos era difícil, sino casi imposible destacar a nivel internacional, contamos con una destacada representante cultural que llegó a las más grandes esferas de la sociedad y de la fama de esos momentos, la poetisa y filósofa mexiquense, Sor Juana Inés de la Cruz, gran representante del poder femenino y quien demostró con creces que en ningún momento el género tiene que ver con el talento y la inteligencia.

Durante la gestación de nuestra nación, en el grupo de conspiradores que planearon el movimiento independentista, se encontraba doña Josefa Ortiz, esposa del corregidor queretano en ese momento, don Miguel Domínguez. El nombre de La Corregidora se encuentra escrito con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro y también en el Monumento a la Independencia y es recordada junto a otras heroínas insurgentes como Leona Vicario, María Ignacia Rodríguez de Velasco, Gertrudis Bocanegra, Rita Pérez Jiménez y Rafaela López Aguado de Rayón, como aportantes de esfuerzo, talento y sangre a la obtención de la patria y quienes de no haber sido mujeres, hubieran podido sin duda alguna, desempeñar de igual o mejor forma, algún puesto político.

Ya como nación independiente, otras mujeres participaron en la historia política del país. Es indudable la participación de Carlota de Habsburgo, consorte emperatriz del segundo imperio y quién tuvo de manera directa, participación en la llegada de su esposo, Maximiliano al trono mexicano. Un papel no menos importante, lo tuvo Margarita Maza, esposa de Benito Juárez, quien colaboró con su esposo, siendo la primera mujer que tuvo una posición de consejo de un funcionario electo.

Durante la época revolucionaria destacaron por su participación algunas mujeres mexicanas, entre las que se encuentran: María de la Luz Espinoza Barrera, a quien en 1910 le fue otorgado el grado de teniente coronel, por el General Emiliano Zapata, al demostrar gran valentía, coraje y habilidad como jinete. De igual forma, Carmen Vélez, conocida como "la Generala", comandó cerca de 300 hombres que lucharon en los estados de Hidalgo y Tlaxcala. Otra mujer revolucionaria fue Clara de la Rocha, quién en 1911 durante la toma de Culiacán, Sinaloa, fungió como comandante de una guerrilla. María Quinteras de Meras, participó en 10 enfrentamientos, y por sus méritos, alcanzó el grado de Coronel en el Ejército Villista. También Ángela Jiménez, experta en el manejo de explosivos, obtuvo el grado de Teniente, en el mismo. Durante la Revolución Mexicana, las mujeres comenzaron a ser reconocidas con nombramientos y grados militares.

Post Image

Ya después del periodo revolucionario, las mujeres, desde trincheras más institucionales comienzan su gesta por la inclusión en la vida política. Surge de esta forma, un gran movimiento feminista que ha ganado en el siglo XXI, incluir el principio de paridad de género en varias leyes. Podemos mencionar como ejemplo, la participación de las mujeres desde el partido político hegemónico es sin duda de suma importancia para que éstas se organizaran en un bloque organizado por la chiapaneca Florinda Lazos de León, quien lideró en 1934 el Bloque Nacional de Mujeres Revolucionarias, la agrupación femenina del Partido Nacional Revolucionario (ahora el Partido Revolucionario Institucional). Lazos de León fue una revolucionaria que luchó por la igualdad de género en México.

Sin duda alguna, influyeron para los logros hasta hoy obtenidos, las luchadoras sociales que surgieron como protesta al papel en que la sociedad mexicana, tachada de machista, tenía sumidas a las mujeres, sesgado al trabajo del hogar y otras labores muy coartadas al género femenino. Entre estas luchadoras, podemos contar a Benita Galeana, activista nacida en Guerrero en 1903 quién formó parte del Partido Comunista Mexicano y del Partido Socialista Único. Esta distinguida guerrerense, luchó por los derechos de los trabajadores, promovió el sindicalismo y los movimientos huelguistas y buscó que se estableciera la jornada de ocho horas de trabajo en el país. Los esfuerzos de Galeana, por mejorar las condiciones de vida de las mujeres en el país también fueron importantes.

Como pionera del movimiento feminista luchó por el derecho al descanso materno (garantía de que la mujer puede descansar antes y después del parto con derecho a remuneración). Fundó también organizaciones como el Frente Único Pro-Derechos de la Mujer con ayuda de otras activistas intelectuales.

Amalia González Caballero de Castillo Ledón. Fue una diplomática y luchadora social. Nació en 1898 en Tamaulipas. Fue embajadora de Suiza, Austria, Suecia y Finlandia y la primer mujer en formar parte de un gabinete presidencial, el de Adolfo Ruiz Cortines (1958-1964) para ser más específicos. Fue promotora de la equidad de género y por ello fundó y presidió el Ateneo Mexicano de Mujeres y el Club Internacional de Mujeres. Sus labores e iniciativas en favor de la mujer fueron claves para que en 1953, Ruiz Cortines decretara el derecho de la mujer a votar y a ser votada.

Estamos a casi 70 años de la elección de la primera mujer diputada, la nayarita Aurora Jiménez de Palacios, quien alcanzó una curul en 1954, y de igual forma, a casi 60 de que la distinguida abogada María Lavalle Urbina, fuera electa en 1964 como la primera senadora en la historia de México por su natal estado de Campeche, para el periodo que culminó en 1970.

En 1979, la senadora por el estado de Colima, Griselda Álvarez de León, en un hecho sin precedente en la historia política del país, fue postulada por el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Popular Socialista para contender en las elecciones para gobernador de la entidad. Álvarez de León ganó por más de 50,000 votos a su oponente y pronunció las siguientes palabras en su toma de protesta: “Vivamos un tiempo nuevo de plena igualdad con los hombres; sin privilegios que no requerimos, pero sin desventajas que no merecemos”.

La lucha por lograr la inclusión y el principio de paridad de las mujeres en la esfera política ha sido bastante dura. Ha requerido de mucha organización y pelea contra costumbres y viejos hitos que las tenían relegadas a papeles de ignominia en el siglo XIX y secundarios en el siglo XX. Sin duda alguna, un sinnúmero de ellas luchó e hizo su parte. Algunas de ellas son recordadas, otras no.

Sin embargo, hoy en día, miles de mujeres van a laborar a dependencias públicas, a oficinas del poder legislativo, a los congresos locales, a las alcaldías, al poder judicial. Cientos de mujeres son hoy, diputadas, senadoras, juezas, presidentas municipales y gobernadoras. Grandes cantidades de talento femenino participan hoy en la vida política del país y sin lugar a dudas, estamos listos para que una mujer nos gobierne desde la silla presidencial.